El viernes 13 de marzo partía una expedición
del club hacia tierras francesas con las miras puestas en una cita muy
importante del calendario infantil. Se presentaba como un premio por la gran
temporada de nuestros tres infantiles clasificados directos para el nacional.
El sábado abrió la competición
nuestra deportista Aroa Cadalso que comenzó la competición muy fuerte ganando
por ippon a los pocos segundos aunque luego calló con la que a la postre fue la
campeona en un combate muy igualado hasta que un fallo de nuestra competidora
la alejó de un oro que bien podría haber sido suyo. De esta forma pasó a la
repesca donde fue adelantando rondas hasta el pase al bronce donde perdió con una rival muy por debajo de
su nivel por un fallo clamorosa de nuestra deportista cuando era ella la clara
dominadora del combate. Aroa debe mejorar su actitud en los combates decisivos
si quiere estar en las medallas.
Por la tarde comenzaba el equipo
masculino en un ambiente de caos donde nuestros dos chicos tuvieron que
permanecer de pie durante toda la competición por falta de gradas para
deportistas y la no separación de los espectadores de la zona de competición.
Arranca Alberto Aceituno contra un francés en un combate donde nuestro
espartano se dejó todo lo que tenia en el tatami pero no pudo ser donde perdió
por un yuko inexisente y el mas que merecido Hansokumake al competidor local
por su anti judo, es muy dificil ganar a un deportista y al árbitro. Nuestro
pupilo de -42kg, Gorka Sánchez avanzaba rondas hasta cuartos donde calló en un
combate muy igualado y ya en repesca un mal ataque de Gorka le privó por la
lucha de medalla. Muy Buena competición
de Gorka que tuvo que amoldar su judo a la normativa francesa de shido por hacer
técnicas de rodillas.
Un buen balance de nuestros chicos
donde solo faltó conseguir una medalla. Antes de finalizar esta crónica, dar
las gracias a nuestros amigos del Judo Club Priorat Tortosa por toda la ayuda
que nos ofrecieron y el gran ambiente que vivimos juntos a su equipo de padres
y competidores.
crónica: Jose Antonio Aranda